El estrés laboral es algo muy común en nuestras vidas y puede generarte ansiedad si no aprendes a llevar un equilibrio en tu vida.
El cuerpo empieza a tensarse y a prepararse para hacer frente a ese miedo. Así como lo hacían nuestros ancestros para enfrentarse a las amenazas y adversidades del clima y a los animales. La diferencia es que hoy en día realmente no liberamos esas sustancias que se generan ante situaciones de riesgo, y nuestra mente se queda pensando en eso que nos molesta o incomoda, y le aumentamos la intensidad cuando pensamos que no tenemos control sobre eso que nos está pasando, y que muy probablemente seguirá existiendo por mucho tiempo.
Nuestros ancestros, liberaban esas sustancias como la adrenalina al realizar acciones que le hicieran frente a esa amenaza que les estaba sucediendo, para entonces poder regresar a su estado habitual de equilibrio en el cuerpo.
Es probable que el contexto de trabajo, sea ese ambiente peligroso ante el cual hay que enfrentarse todos los días, que el jefe sea como un animal peligroso del que tenemos que defendernos, que los compañeros también lo sean, que la presión del tiempo por terminar el trabajo es esa tormenta que se avecina, y además, tenemos que hacer frente a las facturas y todas las necesidades, cómo la alimentación y pseudonecesidades (necesidades no vitales creadas por la sociedad), hijos, responsabilidades del hogar, que haces que tengas que sostener ese ambiente laboral tan estresante, con el fin de cobrar todos los meses, como si se tratará de ese animal que cazaban para alimentar al resto de la manada de la que eran responsables.
A parte existen, pequeños estresores como el no poder ponerse de acuerdo, con tus compañeros de tribu para enfrentarse a la caza , además de estar con todo ese estrés alrededor tuyo y en lugar de estar corriendo sacando toda esa energía, estas sentado frente al ordenador, buscando los momentos para escapar por un café o al baño, esperando a que llegue la hora de la comida o de llegar a tu casa y sentirte protegido. En ocasiones sacas toda esa energía, discutiendo con tu familia que soportan tu mala gestión emocional.
Y si además le agregamos el hecho de que normalmente estar en ese ambiente dura más de la mitad de tu día, mínimo cinco dias a la semana y que, tienes a tu cuerpo en una tensión constante, y que así llevas mucho tiempo … bueno, pues es lógico que empiecen a aparecer síntomas físicos como cansancio, agotamiento, falta de concentración, mareos, fatiga, dolor de cabeza, caída del cabello, gastritis, acidez… y síntomas emocionales como estar sensible e irritable por cualquier cosa, desganado y desmotivado, con un “sin sentido”, y puede ser que también con miedo a que esos síntomas físicos afecten tu salud y no puedas ser capaz de seguir trabajando.
He podido observar en consulta, que es muy estresante el tener que sacar resultados con presión del tiempo, el tener inquietudes y necesidades que no siempre puedes comunicar, el que no exista la confianza en el grupo para poder expresarte tal como eres, la falta de asertividad, falta de habilidades sociales, falta de empatía, no respetar la jornada laboral, el tener que acatar normas y ordenes bajo presión y amenazas y por supuesto, miedo a perder el trabajo.
También observo que, lo que más estresa en cuanto al trabajo es el no poder llevar un estilo de vida con calidad, en cuanto a horarios, ejercicio, alimentación y sobre todo… en cuanto al ambiente laboral , que es donde influyen todos esos roces y problemas con los compañeros y con los jefes, y no contar con esas intervenciones que puedan integrar al equipo y ponerlos de acuerdo, el tener que hacer frente a caracteres diferentes que el tuyo y personalidades difíciles… más a parte el transportarte de tu trabajo a tu casa por horas, tráfico o mucha gente en el metro… en fin, los estresores son demasiados, es un hecho, pero aquí lo que importa es… ¿tú cómo estás haciendo frente a esos estresores?
Enfrentarse a esos estresores.
Existen varias maneras de hacerle frente a esos estresores, pero principalmente son dos: o lo aceptas… o no lo aceptas.
Cualquiera de las dos opciones son válidas, el problema entra cuando crees que lo aceptas pero te sigue estresando, porque entonces significa que no lo estás aceptando, pues sales a diario del trabajo quejándote y molesto y cansado por lo que sucede, esa queja, cansancio y molestia significa que en realidad no lo aceptas.
Si lo aceptas, te sientes libre, tranquilo, el cuerpo relajado..todo fluye..
Pero si no lo aceptas, entonces tienes otros tres caminos por tomar:
1.- que pienses que no puedes hacer nada al respecto
2.- que en realidad no quieras hacer nada al respecto
3.- que sí quieras hacer algo al respecto pero no sabes cómo
Si piensas que no puedes hacer nada al respecto, preguntate si realmente no puedes… o te estas protegiendo con el.. “es que así funciona aquí, es que ya se ha intentado y no se logra nada, es que es una cuestión de jerarquía, es que eso no me toca a mi, es que no tengo la fuerza necesaria para cambiar esa situación, es que…”, siempre que te encuentres en el “es que…”, estás buscando excusas para no hacer lo que sabes que tienes que hacer, renunciando al cambio, porque muy probablemente eso que tienes que hacer implica esfuerzo, salir de tu área de confort, negociar, hablar con tus superiores, convocar a los demás, o alguna otra acción que en apariencia no te toca, pero que sabes que sería lo mejor para hacer.
Puede ser que realmente no puedas hacer nada al respecto, en este caso, con lo que sí puedes hacer algo al respecto.. es con tu manera de afrontar aquello que no puedes controlar o cambiar. Y lo puedes afrontar aceptando que te estresa, que no te gusta, que te molesta, pero que no por eso vas a hacerte un daño, tensando tu cuerpo y estando incómodo y molesto todo el día… pues, realmente no vale la pena hacerlo. Y en este caso también entra encontrar qué es lo que en el fondo te está generando estrés, y ver si no tiene que ver con algo más allá, como con una insatisfacción tuya en general hacia el trabajo, o con una incapacidad para expresar lo que sientes y piensas, o simplemente con una sensación interna de presión… y que seas tú el que se está presionando solito por algo que estás necesitando pero que no te has dado cuenta o atrevido a “ver” qué es.
En el caso de que en realidad no quieras hacer nada al respecto, preguntate ¿cuánto tiempo más de tu vida pretendes estar bajo ese nivel de estrés y no hacer nada al respecto? o bien, ¿cuánto tiempo más pretendes seguir en un lugar donde no te interesa mejorar las cosas?
Y probablemente sí quieras hacer algo al respecto, pero no sabes cómo… bien pues en ese caso te invito a conocer más acerca de la negociación, de comunicar lo que te molesta, de proponer y hacer escuchar tus ideas, de aumentar tu seguridad personal para expresar aquello que anda rondando por tu mente de la mejor manera… en fin, de que, te vuelvas el protagonista y no la víctima, de que tomes acción en lo que sí puedes modificar y mejorar, en que estés seguro que si a tí te molesta, es porque tu te das cuenta de lo que se necesita hacer para mejorar, y que le des la vuelta de a lo que “no funciona”, hacia propuestas, ideas.. y motivación hacia la mejora.
Pero ahora supongamos que ahí estás y que por alguna u otra razón ajena a tí, te encuentras sin poder cambiarlo, con tu cuerpo en estrés, sin poder irte.. sin poder negociar.. y con las personas con las que tienes que lidiar todos los días… con las presiones del día a día que no dependen de tí… simplemente para poder salir adelante de lo que necesitas, y te encuentras cansado, fatigado, mareado desganado y …harto.
Puedes hacer.
Darte cuenta de cuáles son esas cosas que te estresan, y qué son esas cosas (temores, angustias, miedos, tensiones), que se han ido acumulando en tu mente y en tu cuerpo y ¿Qué son ess molestias corporales? los síntomas físicos que nos están avisando de la presencia de todas esas cosas que nos molestan y angusitan, y que han estado segregando sustancias en tu cuerpo que lo prepararían para luchar o huir, pero ni estás luchando ni estás huyendo… entonces las sustancias se quedan en el cuerpo generando una serie de repercusiones que después se manifiestan en esas molestias del estrés.
Si estas en ese momento, en el que tu cuerpo ya te está expresando su estrés, entonces lo principal es cuidar que la mente no te diga “estoy grave”, “algo malo me va a pasar..”, “no hay salida, no hay solución”, pensamientos que puedan parecer catastróficos y que en lugar de disminuir tu estrés, te lo aumenten, preocupándote de más y angustiándote por lo que te está pasando. En lugar de eso te propongo que veas éste momento como una oportunidad, para darte cuenta de cómo enfrentas las cosas que te estresan en tu vida, cómo las interpretas, y cómo te estás manejando ante ellas, y que tal vez, es momento de un cambio en tu manera de interpretarlas o afrontarlas, o simplemente… de observarlas y de vivirlas.
¿Cómo hacerlo?
1.- Anota todas esos asuntos relacionados con tu trabajo que te estresan, preocupan o angustian.
2.- Escribe a un lado si la solución de esa cuestión depende de tí, o si depende de los demás, o del universo.
3.- Si depende de ti, entonces ahora sí, manos a la obra para hacer eso que necesitas hacer para que disminuya o desaparezca la situación que te está estresando (negocia, pon límites, se creativo para encontrar soluciones)
4.- Si depende de los demás, entonces decide cómo quieres seguir sintiéndote ante las actitudes o acciones de otros, si lo disfrutas o lo padeces, si lo aceptas o sigues queriendo que esa persona cambie.
5.- Si depende del universo, y no hay nada que tú o el otro puedan hacer para solucionarlo, entonces… a practicar la aceptación.
6.- En cualquiera de los casos, es fundamental que le des un empujón a tu cuerpo para que recupere su equilibrio y aprenda a estar relajado…¿cómo?
7.- Reliza alguna actividad física que te guste y puedas mantener en el tiempo. Son muchos los beneficios que el deporte tienen a nivel mental y físico. Ayuda a tu autorregulacion de los neurotransmisores, reduce la intensidad de emociones cómo la ira o frustración, es el ansiolítico y antidepresivo natural, reduciendo el estrés y mejorando la apertura mental y la capacidad para gestión y resolver problemas, disminuye la sensación de fatiga, aumentando la energía y mejora el descanso, todo esto contribuye a que tengas un mejor concepto de ti mismo.
8.- cuida tu dieta y tus horarios de sueño.
9.- tres veces al día, retírate de la actividad que estás realizando, cierra los ojos, y concéntrate en tu respiració, por cinco minutos, simplemente siente tu respiración y llévala hasta tu estómago. Práctica ejercicios de relajación y meditación, te ayudarán a lidiar mejor con tu realidad y conectar con el presente. Son muchos los beneficios, según estudios científicos.
10.- retoma alguna actividad que disfrutas y que has ido olvidando en el pasado.
Finalmente, recuerda que muchas veces las cosas que nos estresan en realidad no existen, sino que son nuestros pensamientos y la manera en la que lo interpretamos lo que las hace parecer estresantes. Y también recuerda que el ambiente sí influye en tu cuerpo y en tu mente, y que siempre puedes elegir en qué tipo de ambiente deseas estar, con qué gente relacionarte, y hacia dónde llevar tu vida, no te sientas limitado por las circunstancias, y mejor busca la infinidad de posibilidades que tienes dentro de tí, que bien pueden manifestarse